Me gusta el haiku, ya que los dos versos finales, aparte de situarnos, dan a ese recogimiento, si cabe, más intimidad. Un abrazo norteño y muchas gracias por tu amabilidad
Muy bonito, es como si ese pájaro en el jardín, donde se encuentra un monje, no quisiera molestar con sus cantos más agudos y decide cantar bajito pero no por ello menos armonioso, como es este haiku.
Sencillamente precioso. Enhorabuena, Susana.
ResponderEliminarBesos
Delicado, como la voz de ése pájaro.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Un abrazo, Mercedes
Relaja al leerlo, ese casi silencio.
ResponderEliminarMuy bonito.
Me gusta el haiku, ya que los dos versos finales, aparte de situarnos, dan a ese recogimiento, si cabe, más intimidad.
ResponderEliminarUn abrazo norteño y muchas gracias por tu amabilidad
Precioso instante, recogido por una sensibilidad de poeta. Un saludo
ResponderEliminarMuy bonito, es como si ese pájaro en el jardín, donde se encuentra un monje, no quisiera molestar con sus cantos más agudos y decide cantar bajito pero no por ello menos armonioso, como es este haiku.
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