domingo, 31 de marzo de 2019

HAIKUS de GREGORIO DÁVILA DE TENA










Amaneciendo;
van del silencio al trino
las jacarandas.

***

Fin del camino;
¡qué rojas las amapolas
del cementerio!

***

La antigua sierra:
en cada diente, una
gota de lluvia.

***

La Via Láctea
-qué pequeño se ve
este dolor mío-

***

Dos ancianos:
ella le atusa el pelo
con cariño.

*

(de: Cuenco de Azahar (Haikus) - Karima Editora, 2018)

(acuarela: Susana Benet)




miércoles, 27 de marzo de 2019

HAIKU






Calla la pólvora
y el pájaro en su jaula
vuelve a cantar.









(fotografía: Susana Benet)


domingo, 24 de marzo de 2019

POEMA de DANIEL FERNÁNDEZ RODRÍGUEZ









PÁJARO

                        A Adríán J. Sáez

Pájaro, enséñame otra vez
esa manera de vivir:
ir dando saltos de una miga
a otra hasta saciarte,
subir entonces a lo alto
de un árbol, y si el tiempo lo permite,
ejercitar un poco el canto.


* * *




(de: Las cosas en su sitio - IV Premio de Poesía Joven Antonio Colinas - Ed. Siltolá)

(acuarela: Susana Benet)




martes, 19 de marzo de 2019

POESÍA EN PONTEVEDRA (2019)



Con Miguel d'Ors


PIEDRA Y CAMELIA

Visité Pontevedra la semana pasada con motivo de las jornadas poéticas que organiza la Universidad de Vigo “Seis días, seis poetas”, en las que me invitaron a participar junto a otros cinco poetas, entre los que figuraban Andrés Trapiello, Pilar Pardo, Antonio Manilla, Gabriel Insausti  y Javier Almuzara.

Aunque el vuelo me alteró como de costumbre, con tanto control de líquidos, zapatos, cinturones y tantas medidas de seguridad que a uno le inquietan más que tranquilizan, llegamos a nuestro destino sin contratiempos. El trayecto en coche desde Santiago a Pontevedra supuso para mí un bálsamo  tras el vuelo. Aquellas colinas cubiertas de verde, las densas arboledas de pinos y eucaliptos, las pequeñas casas agrupadas de tramo en tramo sobre valles y colinas… Todo era nuevo y grato para mí. El cielo despejado alumbraba el paisaje con nitidez y era un placer dejarse llevar acompañados por el suave ronroneo del coche.





Tras dejar las maletas y salir a la calle, lo primero que descubrí fue una hermosa plaza donde crecían frondosos arbustos en flor. Había flores blancas y rosadas. Cubrían las ramas y también el suelo, algunas cerradas, otras con los pétalos esparcidos. Nuestro anfitrión, Miguel d’Ors, nos dijo que eran camelias. Nunca las había visto tan de cerca, tan reales.  A un lado se elevaba la iglesia que llaman “Peregrina”, con su base en forma de concha, como un inmenso faro en medio del asfalto atrayendo a devotos y caminantes.




Mis ojos iban de la piedra a las camelias. Ese día lucía el sol, pero al día siguiente llovió y pude contemplar la ciudad bajo la clara penumbra de las nubes y el brillo refrescante de las gotas. Caminamos a lo largo de las estrechas y solitarias calles en compañía de Miguel y de la poeta Pilar Pardo. Contemplé las fachadas de los edificios, los soportales, las iglesias, las pequeñas plazas, aquel universo en miniatura, donde las hierbas y el musgo invadían suavemente la piedra, mientras de los redondos arbustos de los Jardines de Castro Sampedro caían al suelo, empapadas de lluvia, las camelias.



Con Miguel d'Ors y Gabriel Alonso

En mi memoria ha quedado la huella de esos paseos, el sonido de los versos en la Casa das Campas, donde tuve el placer de escuchar a Trapiello y leer mis haikus y poemas, acompañada por un atento público y por los amables organizadores: Manuel Morquecho y Fátima Cobas, además del infatigable Miguel d’Ors quien nos acompañó durante los dos días en que Gabriel y yo permanecimos en la ciudad.




Incluso ahora, en medio del caos de pólvora y ruido de Valencia en Fallas, trato, en vano, de evocar aquel silencio envolvente del que disfruté entre las piedras y las camelias de Pontevedra.

Al recoger
la camelia del suelo,
se deshojó.





(fotografías: Susana Benet, Pilar Pardo y Gabriel Alonso)


viernes, 15 de marzo de 2019

POEMA




ADORMECIDA


De pronto esta mañana, adormecida,
me asalta de repente la creencia
de que tengo comida familiar.

Y me vuelve a pesar el compromiso.

He pensado en mi madre que me espera
cocinando entre humos. Y, de pronto,
he tenido conciencia de que allí
sólo están sus cenizas,
enterradas al pie de los frutales.

Ahora ya no siento deseos de volver
a ese jardín que ahora
es una inmensa tumba donde crecen
desordenadas hierbas, florecillas
que tan solo visitan los insectos.

* * *


(de: Don de la noche - Edit. Pre-Textos, 2018)
(acuarela: Susana Benet)



domingo, 10 de marzo de 2019

HAIKU








Se apaga el sol.
Con los ojos abiertos,
duermen las rosas.








(fotografía: Susana Benet)


viernes, 8 de marzo de 2019

POEMA







ATRÉVETE

Aún estás a tiempo
de abandonar la mesa y el papel
y salir de la casa
bajo la intensa lluvia
para sentir vibrando en tu interior
el pulso de la vida,
sin nada que decir ni calcular,
entregándote al aire
lo mismo que las hojas
se desprenden del firme refugio de las ramas.

Atrévete a girar
como ellas en el viento,
sin esperar que nada,
ni el gesto decidido de una mano
evite tu caída.







(publicado en revista Areté, [2] - Oviedo, 2019)

(fotografía: Susana Benet)



miércoles, 6 de marzo de 2019

HAIKU





La tarde inmóvil.
La sombra de los árboles
se hunde en el agua.







(fotografía: Susana Benet)



viernes, 1 de marzo de 2019

POEMA de JORGE DE ARCO






LA CONSTANCIA DEL AGUA

PORQUE el agua que escapa y permanece
es, además de tiempo y agonía,
un salobre deshielo,
un perpetuo fulgor,
una deuda lustral;
porque en su pulso
de prodigio y de azumbre
se aquieta la firmeza de la vida,
el ciego aletear de los olvidos.

Pasan las jarcias
y las sombras, las húmedas
nieblas, las tardes malvas de septiembre,
el pez en su cedazo,
el frío que lastima…,
                                     el agua, nunca,
gozosa, ennudecida,
con su feraz constancia.







(de: Huellas - Antología 1996-2017 - Ed. Ars Poética, 2018)

(fotografía: Susana Benet)