A UN CEREZO EN FLOR
Despertar, ser en la mañana de abril
la blancura de este cerezo;
arder de las hojas a la raíz,
florecer de esta manera o dar versos.
Abrir los brazos, acoger en las ramas
al viento, a la luz, a lo que sea;
sentir el tiempo, fibra a fibra,
tejiendo el corazón de una cereza.
(de: Eugenio de Andrade - "Todo el oro del día" - Edit. Pre-Textos, 200)
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