miércoles, 25 de septiembre de 2013

POEMA


 
 
 
 
 
MÁQUINAS

Se rebelan las máquinas.
Lanzan largos gemidos,
suspiran espasmódicas, caducas.
Su vida ha concluido y no responden
por mucho que pulsemos
sus deslucidas teclas.
Entonces las miramos,
tal vez con cierta lástima o con rabia.
“Habrá que desecharla”, nos decimos
calculando a qué precio
conseguiremos otra.
“Que se la lleven pronto”, resolvemos,
pues verla nos incita a calcular
con cuánta expectativa
de vida nos crearon.
 
 
 
(Fotografía: Susana Benet)
 
 
 
 

 

3 comentarios:

  1. ¡Cuánta verdad, Susana!
    Un poema para la reflexión. Todo a nuestro alrededor caduca. También nosotros... aunque no del todo.
    Seguiremos presentes de algún modo, ¿no te parece?

    Gracias, amiga.

    Un abrazo.

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  2. Pues en la foto a la lavadora se la ve estupenda. ¡¡Por muchos años!!!
    El poema está realmente bien. Y, sí, da para reflexionar. A las máquinas, parece que les ponen un chip en el cual programan el tiempo de vida útil del aparato. Le llaman Obsolescencia programada. Las personas nos vamos quedando obsoletas pero no sabemos el tiempo que nos queda. Eso genera incertidumbre, que evitaríamos con un sencillo chip.

    Me gusta leer tus poemas.

    Un abrazo.

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  3. muy interesante el final....para debatir un buen rato.
    un saludo
    karin

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