miércoles, 13 de agosto de 2014

PROSA








DESGANA

Qué sopor en el ambiente. Parece que todo suceda con desgana. El calor enlentece el movimiento y una minúscula tarea se convierte en gran esfuerzo. Esperar bajo el sol a que cambie el semáforo se hace eterno, mientras el tráfico pasa más pesado que de costumbre. En casa, los gatos apenas se mueven, permanecen echados en los rincones más frescos, los que ellos sabiamente encuentran. Las plantas se sumergen en un grávido letargo, sus frágiles hojas resistiendo el acoso de las plagas. Los árboles están quietos, apenas sopla brisa que los meza. Sobre el cielo, las nubes están fijas, sin avanzar hacia el este ni hacia el oeste. Tampoco se ve un pájaro cruzar el horizonte. Inundadas de sol, las azoteas aparecen desiertas. El tiempo pasa despacio en este interminable día. Desde el jardín se oye el canto apagado de las aves que se refugian del calor entre las ramas. También los aparatos se resisten a funcionar. Tardan en conectarse, parpadean sus pilotos, se calientan en exceso. La pantalla muestra con retraso las letras tecleadas y, en algunos momentos, no obedece y queda el texto suspendido. Uno mismo va perdiendo las ganas de actuar cuando observa que todo invita a la indolencia, a la inacción. Olvidando sus propósitos, se deja contagiar por la desgana y desconecta. No suena el teléfono. La bandeja del correo está vacía.
 
 
 
 
(fotografía: Susana Benet)
 
 
 
 
 

 

 

2 comentarios:

  1. Pude sentir los efectos de un día caluroso a través de tus hermosas palabras.
    Y eso que al otro lado del continente aún estamos pasando mucho frío.
    Saludos desde Chile,
    Alejandra

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  2. Saludos, Alejandra. Parece que tu mensaje haya traído algo de vuestro frío a nuestro verano. Hoy se está mejor. Gracias,

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