DÍAS ETERNOS
Toda la luz que entonces
reflejaba el rocío en sus espejos,
el destello del sol sobre las aguas,
latiendo entre los juncos, en los tréboles.
Todas aquellas sendas que mis huellas
abrían sobre el barro,
la lluvia retenida entre las hojas,
el color acerado de los frutos,
su efímero perfume.
Todo lo que brilló
en los días eternos de la infancia,
alumbra todavía
la niebla interminable de mis noches,
y me devuelve en sueños los paisajes
perdidos, olvidados.
(acuarela: Susana Benet)
Qué hermosa elegía, Susana, cuánta voz en la ausencia. Un abrazo entrañable desde Rivas, siempre con la certeza de encontrar en tu blog la calidez de algún reflejo. Feliz fin de semana.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho, Susana, mucho. Es un poema que se merece ser guardado para futuras relecturas.
ResponderEliminarLa buena poesía ayuda a encontrar el sosiego y contesta preguntas vitales.
Un fuerte abrazo!
Gracias a los dos. Es un poema de los que salen de un tirón, ya hechos. Cosa rara. Me alegra que os guste. Besos,
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