Abrí el balcón y vi la maravilla:
estaba ahí la primavera.
¿Cómo pudo ser todo así, tan simple?
Algo raro ocurrió.
El balcón de una casa
cualquiera, en una calle
de una ciudad cualquiera.
Abrí y miré. Eso tan sólo hice.
Y sucedió el prodigio.
Qué cosa tan extraña.
Mi casa era un palacio.
Yo era el rey de la vida.
El balcón daba a marzo,
a un día de jilgueros.
Realmente un poema que destila optimismo cuando se lee, es fresco, primaveral. los dos últimos versos están muy logrados.
ResponderEliminarMis felicitaciones al autor.
Qué difícil es la sencillez, la aparente sencillez donde hay un trabajo minucioso.
ResponderEliminarEl poema respira luz.
Gracias por traérnoslo.
Y esa linda acuarela ...
Un beso ;-)
La primavera ha venido,
ResponderEliminarnadie sabe cómo ha sido.
La acuarela si que lo sé.
De toda una artistaza.