EL GRANADO
Granado florecido,
elevas diminutas
las llamas de tus pétalos
-veletas rojas-
sobre el verde sombrío
de los cipreses.
De tu fruto maduro
sangra el recuerdo
de otras tardes de brisa
feliz y veraniega
bajo tus ramas.
Rota tu piel,
el néctar liberado
se derrama en mi boca
y en su frescura vuelve
otra vez a mis labios
el perdido rubor
de la inocencia.
Un poema muy hermoso Susana...
ResponderEliminarGracias, Mercedes.
Muy bonito. La estrofa final, para mi gusto, la mejor.
ResponderEliminarUn abrazo.