LAS NUBES
He cerrado el libro y me he
puesto a mirar las ramas aún desnudas de la acacia, junto a las otras ya
vestidas de hojas nuevas que giran y giran movidas por el viento. Sobre el
cielo navegan, muy lentas, enormes nubes blancas, como inmensos veleros rumbo
al mar. El gato se despereza sobre un sillón en la terraza, indiferente al
parloteo de los periquitos que en su jaula, excitados como niños, saltan de un
lado a otro y le hablan a su propia imagen, reflejada en un espejo. Los colores de sus
plumas se confunden con el verde y amarillo de las plantas, en este pequeño
bosque urbano que ha ido creciendo poco a poco sobre la calle. No importan el
día ni la hora. Lo que importa es apresar este instante y retenerlo antes de
que se desvanezca como esas nubes que antes se veían compactas y que ahora
avanzan rotas.
Llegan
y pasan
lentamente
las nubes
Fugaz
instante.
(fotografía: Susana Benet)
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