Mediado
enero
aún
siguen en las ramas
las
serpentinas.
Sopla
una ráfaga
y
pierde los papeles
su
señoría.
Como
jilgueros
cantan
en sus andamios
los
albañiles.
Llueve,
no llueve,
llueve,
no llueve, llueve,
¡me
quedo en casa!
Un olor
fresco
atraviesa
la verja:
hierba
segada.
*
(de: Capitalinos - Ed. La Isla de Siltolá - Sevilla, 2018)
(imagen: portada libro)
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