Salgo al balcón. Fumo el único cigarrillo del día, sola entre las plantas.
Una enorme nube malva avanza por el cielo como un muro de niebla impenetrable.
Las farolas proyectan su luz anaranjada sobre el jardín.
Una súbita brisa agita suavemente las acacias, los toldos se hinchan como velas.
Se oyen las últimas voces en el parque, el ladrido nocturno de los perros.
Lentamente la nube oscurece el horizonte.
El viento arrastra un leve olor a lluvia, a tierra húmeda, a montaña.
Los cipreses derraman su fragancia de incienso.
Mi piel presiente el fresco impacto de las gotas, mientras contemplo el vago resplandor de los relámpagos.
Con un último destello, se apaga el cigarrillo.
El pino sabe
que la lluvia está cerca,
y se perfuma.
El haiku, muy original. La acuarela del pino, que más bien es un abeto invertido, no me gusta. Con un pino seguro que te luces. Suelo ser sincero, como lo seré el día que visite tu expo.
ResponderEliminarGracias, Iván. Es bueno saber que algo no está logrado, para intentar mejorarlo más adelante. Besos
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