¿Por qué acepto más al lagarto,
desnudo sobre el muro,
que a la siniestra mantis disfrazada?
Tal vez porque me asusta
que una tierna ramita de hojas verdes
resulte ser, de pronto,
un extraño animal que observa el mundo
con dilatados ojos, semejantes
a gotas de rocío.
Que una hoja caída en la maleza
enmascare sus patas espinosas
con la luz inocente del otoño,
para atrapar la vida y devorarla
en su mortal abrazo.
Un poema muy sugerente, que he disfrutado.
ResponderEliminarTienes razón, las Mantis tienen algo que atrae pero a la vez asusta.
Un saludo.
Hermoso poema. Muy lograda la acuarela, parece tener vida. Muchas veces el mal es atractivo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un poema muy sugerente, Susana. Invita a reflexionar.
ResponderEliminarLa acuarela es una maravilla. Como decía jotabede1, parece que está viva.
Besos
Elsa
Una excelente ilustración, sin duda. Soltura y viveza a la par. Abrazo.
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