lunes, 5 de abril de 2010

HAIBUN


PASEO POR EL TEDIO

Paseo por un barrio de calles anodinas, edificios desnudos, comercios con escaparates de escaso atractivo. Paseo sin más propósito que el de consumir el tiempo en una ciudad desconocida. Mis pasos me conducen hasta un mercado callejero, donde se exhiben frutas y verduras de intensos colores, dispuestas en fragantes pirámides. Me detengo para tomar una fotografía, pero la gente que circula de un lado a otro, se interpone entre los puestos atestados y mi cámara. Finalmente desisto y reanudo el paseo con desgana y con cierta frustración, dejando atrás el enjambre humano zumbando entre los frutos. El sol brilla con fuerza sobre las estrechas calles por las que asciendo hasta una amplia plaza con un mínimo jardín, una sencilla iglesia, desiguales edificios y bares con terraza, donde la gente consume sus bebidas entre ociosas conversaciones. Al pasar junto al quiosco de revistas percibo un intenso olor de azahar. Justo al lado, un robusto naranjo derrama pétalos amarillentos sobre la acera. La plaza rectangular ocupa un lugar elevado a poca distancia del puerto. Avanzo hacia un mirador cercano, al que me asomo sin demasiada convicción. El puerto está abarrotado por interminables grúas y contenedores que apenas dejan ver el mar. Me alejo de mi puesto de observación, dispuesta a concluir el insípido paseo. Mis pies empiezan a resentirse por el calor y la presión de las botas.
Quiosco al sol.
Pétalos de azahar
en los periódicos.

Recorro de nuevo la plaza por la parte sombreada, huyendo del implacable sol, cuando descubro una puerta entreabierta. La claridad que brota de su interior captura mi interés y penetro con la misma actitud reverencial con que cruzaría el umbral de un templo. Descubro un estrecho vestíbulo, adornado por un friso de oscuros azulejos que contrasta con la blancura de los muros y el perfil amarillo de los arcos que conducen a la escalera. Como en un juego de espejos, los arcos y las alegres lámparas del techo se repiten hacia la cálida penumbra del fondo. Seducida por el inesperado hallazgo, tomo una fotografía, una imagen plana en la que no podré atrapar la limpieza
y suavidad del aire, los variados matices de la luz, el frescor que penetra en mi cuerpo como lluvia invisible, el silencio que colma mis oídos. Intrusa en el recinto extraño, inmersa en su plácida atmósfera, me parece regresar al grato cobijo de mi casa. Instante irrepetible, inapresable, delicioso final para un fatigoso paseo por el tedio.


Por la escalera
del oscuro zaguán,
desciende el sol.


12 comentarios:

  1. ¡Pues vaya con el paseíto por el tedio! Una delicia de lectura… lindos haiku. Me moló el paseo, tanto que lo leí varias veces.
    Un saludo Susana

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  2. Me alegra que te guste. Es bastante fiel a la realidad. Por cierto, he cambiado el segundo haiku, porque no me convencía. Gracias por leer y comentar. Eso siempre anima. Besos.

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  3. Hola de nuevo. Si no recuerdo mal era “luz”… “Sol” le da el toque estilo “Susana” aunque quizás “luz” deje el haiku más abierto, dejando en el aire de que luz de trata, uno podía imaginarse a alguien con un candelabro, al mismísimo sol, etc. bueno, es sólo una opinión, un poquillo de charla.
    Besos también para ti.

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  4. Buen texto y buenos haiku, como siempre.
    La imagen del 2º es muy bonita, aunque la palabra sol se repite en los dos haiku, no sé,...
    Un saludo.

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  5. Maravillosa calidad para expresar sensaciones, lo mejor ha sido leer este relato hoy que he estado paseando monótonamente matando el tiempo por una ciudad desconocida. Y aunque aparentemente sobraba tiempo, finalmente ese tiempo de más me ha dado la oportunidad de ahora rescatar grandes momentos. Plácida coincidencia. Enhorabuena por tu sensibilidad literaria.
    Un afectuoso saludo.

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  6. Qué bonito que los paseos tediosos acaben con una sorpresa agradable.
    Me han encantado los haikus.
    Beset

    Cris

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  7. Hola Susana... ha sido un paseo nada tedioso el que me he dado leyendo tu haibun... Me gustan los haikus, los dos... y creo que el cambio a "sol" le ha dado más naturalidad, pero con "luz" también quedaba en su sitio, es una cuestión de matices y de hilar muy fino.

    Un abrazo y enhorabuena.

    Mercedes (Kotori)

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  8. Gracias por vuestros comentarios. Ya sé que podría haber hablado de la luz solamente, pero el resplandor que inundaba el zaguán procedía del mismo sol, que estuvo presente todo el paseo y que, dentro de aquel recinto, dejó de ser fastidioso y se convirtió en grata claridad. Gracias por acompañarme.

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  9. Hola Susana,

    He disfrutado de tu paseo por la ciudad. Me gusta mucho la naturalidad con que lo describes.

    Los haikus, me gustan los dos. Muy luminosos.

    Besos
    Elsa

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  10. Llevas el haiku en las venas. Y ya lo extraes de cualquier motivo. Que pena que no te sentaras en la terraza de un bar. Te estoy imaginando construyendo un haiku para pedir un café el camarero.

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  12. Es un placer poder leer este paseo, como si uno caminara no muy lejos, lo cual consigues con tu forma de narrarlo. Me han gustado los dos haikus, muy bien metidos en el relato.
    Lo bueno de estos recorridos por sitios que no se conocen es que pueden dejar una sonrisa en los labios y un grato recuerdo (a pesar del dolor de pies).

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