A través de sus tankas, Takuboku elabora una sutil biografía compuesta por pequeños fragmentos en los que alternan la luz y las sombras. Murió a los veintiséis años.
Florones rojos
tenía su abrigo pintados.
Aún los veo.
Ella era mi amor,
yo tenía seis años.
*
La vaina del sable
de aquel oficial
de artillería
de artillería
tintinando en el tren,
me impedía pensar.
*
A nadie en el mundo
le falta su casa.
Ay, yo en la mía
como el que se entierra
me meto en la cama.
*
Me creo que lo estoy viendo:
aquella palidez,
aquel cansancio
aquel cansancio
de mi amigo muerto.
¡Con lo alegre que fue!
*
Las recuerdo con pena:
las afueras del pueblo
donde se oyen
susurros de maizales
cuando en otoño hay viento.
*
(traducción: Antonio Cabezas)
No conocía esta autora, Susana. Muy bellos sus tankas.
ResponderEliminar¡Enhorabuena por tu blog!