IMPRESIÓN DE LA MAÑANA
Están rotas las nubes.
Un manto desgarrado cubre el cielo.
Las ramas de los árboles desnudos
atraviesan los pálidos jirones.
Una dulce quietud invade el aire
tras semanas de viento enloquecido.
Las plantas en sus tiestos
parecen dormitar agradecidas
al súbito sosiego
al súbito sosiego
que sumerge las hojas y las flores
en luz apaciguada.
(fotografía: Susana Benet)
Tras el vendaval llega la calma y esa quietud se agradece…
ResponderEliminarUn cálido abrazo
Gracias, Sneyder. Besos
ResponderEliminarMuy bonito. Por aquí también ha hecho mucho viento, pero nada de agua. A ver si el siguiente poema pudiera tratar, por fin, de la lluvia. Falta hace.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues no sé... de momento aquí tampoco llueve nada, nada. Besos
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