NIEBLA
Llegan
las sombras.
El
jardín se ha apagado en un instante.
Inmóviles
las hojas en sus ramas
se
sumergen en la extraña quietud
de los
troncos dormidos, en el súbito
silencio
de las aves. Tiene el aire
color
de despedida, nada suena
ni
tiembla ni se ondula, todo flota
en la bruma
estancada del ocaso.
No hay
luz en las ventanas ni una voz
que
traspase la grávida penumbra.
Hay
figuras que avanzan y se pierden
en la
niebla. Hay muertos que caminan.
(de: La durmiente - Edit. Pre-Textos, 2013)
(fotografía: Susana Benet)
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