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A TRAVÉS DE UNA VENTANA
Entra en la casa
el rojo llameante de las flores,
iluminando el nítido cristal
y abriendo en las paredes
un suave resplandor que se desliza
hacia el velado techo.
¿Son las ardientes flores o es la luz
lo que transforma el aire de la estancia
en frondoso jardín,
en serena alegría?
Yo creo que la comunión de ambas... Precioso poema.
ResponderEliminarVaya, eso iba a decir yo. Son ambas, en conjunta armonía.
ResponderEliminarComo siempre en tus escritos, la ajustada presencia del adjetivo que acompaña, complementa, matiza y sensualiza lo que se quiere decir. Eres una maestra en su uso. Un abrazo.
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