sábado, 14 de noviembre de 2009

CHAO SU CHENG (S. XII)


Me levanté irritada de tener que cubrirme todavía con el
carmín de mis afeites,
y me miré con rabia en el espejo que refleja mi enfermizo
semblante.
Mi enflaquecido talle prueba bien los efectos de mis vanos
dolores.
Y el constante fluir de mi llanto no es más que el desbordar
de mi dolida soledad.
Lánguidamente apoyada en mi tocador, me aliso las negras
cejas.
Y tiendo mis dos largas trenzas sobre el vapor del agua
hirviendo.
Mi doncella, bien ajena al estado de mi alma, toma una
florida rama de ciruelo y la coloca en mi cabello.

(de "Segunda antología de poesía china" - Marcela de Juan)

4 comentarios:

  1. Muy bello. ¿Esa es la flor del ciruelo?. Tengo la sensación de que te inventas tus flores.

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  2. Tienes mucha razón, me las invento...
    Besos y suerte,

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  3. Pienso que, sean reales o inventadas, las flores cumplen igual su función: ser pintadas.

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  4. Qué preciosas acuarelas, Susana. Que te las inventes tiene mucho mérito, porque son preciosas. Muy bien ilustrado el poema, tan sensual.

    Nos vemos en Albacete ¿verdad? la semana que viene. Estaré encantada de verte ;-)

    Un beso.

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