viernes, 16 de julio de 2010

UN POEMA DE MIGUEL D'ORS


AMAPOLA


Mira qué descarada se levanta
en medio del domingo. Qué rojo estrepitoso
lanza hacia nuestras vidas, embrolladas
en tantos libros y doctrinas; mírala,
hecha centro del mundo, con las nubes
y las constelaciones y el sol girando en torno
a su debilidad; y ella, contenta
como el canto de un mirlo en un cerezo,
luciendo porque sí, sin sospechar
que tiene cuatro partes -a saber:
cáliz, corola, estambres y pistilos-,
sin que le importe ser papaverácea
ni dicotiledónea, sin explicar al mundo
su teoría de la amapolidad,
sin proponerse nada, sólo siendo esta leve
sílaba de belleza que ahora estalla
y quizás esta noche ya no exista.
Esta breve presencia es todo su destino.
Misión cumplida con haber brotado
y ocupar un momento de esta tarde.
Con qué serenidad al cabo de unas horas
habrá de despedirse de sí misma, de esta
amapola de sueño
que va a quedarse en mí y en estos versos.






4 comentarios:

  1. ¡Qué hermosura escrita lo del ROJO ESTREPITOSO y lo de UNA SÍLABA DE BELLEZA, entre tantas otras combinaciones de palabras sensibles e inteligentes al tiempo! Enhorabuena por darnos a conocer este estupendo poema que nos habla de lo sencillo y de lo escueto, de lo que simplemente es y no puede ser de otra forma. Un abrazo.

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  2. Me reitero con lo dicho por mis precedentes y añado: ¡Vaya pedazo de amapola que te ha salido!

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  3. Qué bueno, Susana, y qué esclarecedor resulta; lo de "luciendo porque sí, sin sospechar que tiene cuatro partes" me ha hecho recordar a Angelo Silesio y ese dístico que dice:

    "La rosa no tiene porqué, florece porque florece;
    sin preocuparse de ella misma, sin desear ser vista."

    Te comparto un haiku inédito también de amapolas


    Trigo segado...
    Los pétalos de amapola
    pierden color


    Un abrazo,

    JL

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