VECINOS
Aunque
evite encontrarlos
al
subir o bajar por la escalera
y
alteren con voces y ruidos
mi
precario sosiego. Aunque me invadan
sus
humos y sospeche que sus lenguas
me
critican y que sus cautos ojos
alguna
vez me acechan
por
puertas y rendijas, me perturba
el
silencio que dejan tras de sí
cuando
un día se ausentan y parece
que no
habite la vida entre estos muros,
y que
esas plantas que abandonan
al sol en
sus terrazas, languidezcan
de sed
y soledad, igual que yo
cuando
me asomo, ociosa, a la ventana,
añorando,
en secreto, su regreso.
Me has hecho recordar a mi madre que a temporadas tenía que vivir en unos apartamentos donde no había vecinos hasta que no llegaba el verano. Añoraba a esos vecinos sobre todo por sentir miedo al encontrarse sola en el edificio...
ResponderEliminarMe gusta la foto que acompaña al texto: flores distintas dentro de la misma especie; como sucede entre nosotros, los seres humanos.
Un abrazo.
Hermosas tus palabras, Susana.
ResponderEliminarEsta confesión tan directa, tan humana...
Gracias por compartirla, amiga.
Un abrazo.
Muchas gracias, Ana y Juan Carlos. Pocas veces cuelgo poemas (no-haiku) en mi blog, pero me alegra que os llamen la atención. Agradezco vuestros comentarios sobre "Vecinos". A veces creemos que los demás no nos importan... hasta que nos sentimos solos. Besos,
ResponderEliminarTe prodigas poco con los no-haiku, como les llamas, y es una pena para los que te leemos. Es un poema musical y trasparente. Me gustó, Susana, y espero seguir leyendo más.
ResponderEliminarUn abrazo!