PADRE TARDÍO
No he tenido hijos. Ahora, cuando menos lo esperaba,cumplidos los sesenta -¡ay legítimo orgullo!- he engendrado este niño por obra y gracia del espíritu santo. Padre novato y torpe, me defiendo como puedo: preparo sus papillas, le cambio los pañales. No llora ni berrea, aunque, en cambio, se queja y queja durante todo el día. Sólo vive atento a sus cuidados y tiene pavor a la noche. Despótico, ha hecho de mí un siervo resentido. A veces no soporto sus lamentos, e impotente, en mi paroxismo, alimento la idea de matarlo, de abandonarlo, huérfano de ayudas y caricias. Pero, en otras ocasiones, me mira tan afable, con tan desconcertante inocencia, que su indefensión me turba y me conmueve. Singular criatura: no crece, sino mengua; es más hueso que fruto, más ceniza que fuego. Hoy, mi padre es ya mi hijo, bebé nonagenario al que crío y amamanto sólo para la muerte.
(de: Cimas y Abismos - Antología poética - Edit. Renacimiento, 2012)
(dibujo: Ignacio García, 2013)
Qué bueno!!
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Un perfecto poema en prosa.
ResponderEliminarJL