HARTA DE OÍR “ESCUCHAR”
No soy lingüista, pero siempre me
ha interesado conocer el lenguaje y sus cambios. Además, no hace falta ser
lingüista para que nuestro oído perciba ciertos fenómenos en el habla que nos
llaman la atención. Desde hace tiempo estoy muy sensible con cierto verbo que
se utiliza alegremente aunque no se haga de forma correcta. Me refiero al verbo
“escuchar”. Por ejemplo alguien, hablando por el móvil, exclama: “No te
escucho”, para indicar que no percibe el sonido.
Este uso se está generalizando
a una velocidad increíble, incluso en los informativos de televisión, donde
nos dicen: “se escuchó una explosión” o “se escuchó un disparo”. Es como si el
verbo “escuchar” se hubiera zampado limpiamente al verbo “oír”, o este esté
muriendo por desuso.
No conozco el origen de esta
invasión del “escuchar”, pero al buscar datos en el Centro Virtual Cervantes,
me encuentro con este comentario:
“Es cierto que las lenguas cambian, y es lícito y loable que lo
hagan cuando aportan novedades o creaciones poéticas o expresivas. Lo que nunca
debe aceptarse sin más es la pérdida de significado sin obtener nada a cambio:
ni precisión, ni variedad, ni belleza.
Ese es el caso del uso abusivo de escuchar en lugar de oír. Un caso de imprecisión que, como muchos
otros, quizá no proceda de ignorancia o dejadez, sino de pedantería.
Hay una cierta tendencia a considerar más cultas las palabras
largas y a dar de lado las cortas y quizá sea ese «prestigio de la longitud» la
causa de que el breve oír vaya quedando relegado al habla de los
que consideran que la supresión de matices significativos no aporta nada y
puede traer algún problema.”
Y más adelante añade:
“Para oír no se requiere la voluntad, para escuchar sí.”
O sea, que
no puedo “escuchar” una explosión que surge repentinamente y dura unos
segundos. Porque no se trata de un concierto, un discurso o una conversación
interesante. Sino de una vibración que alcanza mis oídos sin que mi voluntad
intervenga.
Oír es percibir
un sonido. Y si este no llega con claridad a nuestro oído, lo correcto
sería decir: “No te oigo”, en lugar de ese postizo “no te escucho” que se
quiere imponer a toda costa y que realmente significa: “no hago caso de lo que
dices”.
Creo que con
estos gazapos el lenguaje no se enriquece, sino que se empobrece. Perdemos un
verbo.
(imagen: "Alimentación", óleo de Gabriel Alonso)
Totalmente de acuerdo, Susana.
ResponderEliminarGracias por el aporte. Es una pena que haya que aclarar lo obvio, es decir, lo ya consagrado en el idioma, pero que el habla corriente tiende a deformar, entre otros tantos ejemplos...
Un abrazo.
Me ha gustado mucho leer esta reflexión, Susana, y estoy de acuerdo con ella, las personas que dicen escuchar en lugar de oír muchas veces pecan de pedantes.
ResponderEliminarY lo malo es que escuchar cada vez se dice más pero desgraciadamente se practica poco.
Un abrazo
Cristina
Hola Susana, he buscado la RAE, allí aparece el siguiente enlace
ResponderEliminarhttp://lema.rae.es/drae/?val=escuchar
http://lema.rae.es/drae/srv/search?id=o1Na4siVhVcRjx3coIis
La academia está aceptando varias palabras de uso corriente...
Un abrazo
Así sucede, Susana.
ResponderEliminarIncluso esa deformación del lenguaje ya se produjo con el paso del griego al latín…
Pero a mí todavía me preocupa más esas "escuchas telefónicas" y otros medios de espionaje masivo en contra de los derechos a la privacidad.
Salud
Las nuevas tecnologías no buscan la belleza en el lenguaje, buscan la brevedad en un tiempo donde no hay tiempo.
ResponderEliminar¿Puede que la pedantería proceda de la ignorancia? De todas maneras, no creo que el verbo "oír" se vaya a perder así como así.
ResponderEliminarGracias a todos por vuestros comentarios. Para mí es importante utilizar bien el lenguaje, lo cual no descarta otros asuntos de interés. Con el lenguaje construimos la realidad. Que esta sea más rica o más pobre también depende de nosotros. Saludos y gracias a todos,
ResponderEliminarPor mi parte, no hay de qué. Tienes toda la razón.
ResponderEliminar