Si volvieras...
aunque fuera tan sólo por un día,
como en Méjico dicen que regresan los muertos. (José Luis Parra)
El próximo día 16 de octubre
se cumplirán tres años de la muerte del poeta José Luis Parra. Tres años en
los que sigue a nuestro lado a través de sus poemas vivos, palpitantes, inagotables.
Su gran ambición consistió en ser poeta, simplemente eso. No fue una ambición
pequeña. A José Luis Parra la vida le concedió ese deseo, tal vez a cambio de
muchos sinsabores, frustraciones, fracasos. Pero también le recompensó con una
fina sensibilidad que le hacía disfrutar de aquello que realmente le colmaba: el canto
de los pájaros, la luz serena de las mañanas, la generosidad de sus amigos, la
acogedora atmósfera de los bares, el placer del buen cine y la buena
literatura. Ser poeta fue su oficio, mal remunerado y mal reconocido. Sin
embargo, a él se entregó con energía, con una fe inquebrantable, con una sabia
clarividencia. Ahora, al leer sus poemas, uno percibe un temblor en el papel,
la misma emoción con que fueron escritos.
EL POEMA INAPRESABLE
Al
abrir la ventana
está
empezando a clarear. El cielo,
de un
azul impoluto,
terso,
diáfano. Huelo el aire
purísimo
de escarcha,
y en el
aire,
algo más
algo
nocturno, indefinido,
conmovedor…
¡Momento
inapresable!
Respiro,
respiro, respiro,
y en
cada golpe de aire que aspiro esperanzado
más
vicio, más ahogo el misterio que me embarga.
En mi
respiración arde el poema,
y
cuanto más inspiro, más en humo
se
disipa,
más
rápido lo expulso.
(de: Los dones suficientes - Editorial Pre-Textos, 2000)
(fotografía . Susana Benet - JL Parra en la Pl. del Obradoiro-2001)