viernes, 2 de noviembre de 2018

POEMA













MONTANEJOS

No contemplé el reflejo
de mi rostro en el agua.
Allí estaban los juncos
proyectando su sombra
delgada sobre el río,
y muy cerca aquel árbol
vigilando en la orilla
la plácida corriente.

Más allá, un bosquecillo
de huérfanos frutales
y pinos cenicientos,
demacrados…

     Pero todo
guardaba un equilibrio,
una insólita calma
tan solo interrumpida
por el crujir de hojas
y tallos abatidos bajo el torpe
avance de mis pasos.



* * *



(fotografía: Susana Benet)



2 comentarios:

  1. Es un placer leer tus poemas. Siempre encuentro en ellos una poesía contemplativa que deja entrever una profunda reflexión.

    Un abrazo

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  2. Gracias, José Antonio. El paisaje inspira mucho, sobre todo si es tan bello como aquel. Besos

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