Dime
madre, ¿puedo
llevarme
conmigo
el
aire de nuestro pueblo?
Llenarlo
de golondrinas y extenderlo
frente
a mi nueva ventana.
Sin
ellas no sabré
recordar
la infancia ni entender
cuándo
llegan la primavera y el otoño.
* * *
(Ilustración de cubierta: Miguel Fuster Pitarch)
Maravilloso poema, de una delicadeza dolorosa. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarSergio Berrocal
Gracias a ti por comentar. Besos
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