lunes, 8 de marzo de 2021

CUENTO

 BARBAS DE ALAMBRE

En 1958, cuando cumplí los ocho años, o tal vez fuera antes, al cumplir los siete, me regalaron un precioso cuento troquelado.

Era un ejemplar grande, bien encuadernado e ilustrado a todo color. Yo pasaba sus páginas duras y se desplegaban imágenes recortadas en las que aparecía un curioso personaje, protagonista del cuento. Era un hombre de cabello y barba pelirrojos. No recuerdo nada de aquella historia. Solamente he retenido en mi memoria que aquel personaje se llamaba “Barbas de alambre” y que tenía una poblada barba roja.

Los invitados estaban reunidos en el comedor de mi casa. Algunos conversaban de pie. Otros se sentaban en torno a la mesa. La imagen es confusa. Yo permanecía en un rincón escasamente iluminado, sentada ante una mesita baja de madera oscura, pasando las páginas coloreadas.

Oía las voces de los mayores, no había niños, y sentía un terrible dolor de cabeza. Tal vez fue la primera jaqueca de mi vida.

Me resultaba difícil leer aquel cuento o contemplar sus imágenes troqueladas, que se desplegaban y volvían a plegarse entre sus páginas. El dolor me impedía concentrarme y disfrutar de aquella historia.

Cada vez que miraba a “Barbas de alambre”  sentía una gran punzada en la frente que se extendía por toda mi cabeza.

Entretanto, oía como un zumbido las voces de los mayores, sus risas, y aquel sonido me resultaba cada vez más molesto. No recuerdo si le dije a mi madre que me dolía la cabeza. Era mi fiesta de cumpleaños y debía estar feliz con aquel cuento troquelado y magnífico que me habían regalado. Tal vez lo trajo mi tío E, tan cariñoso siempre conmigo.

Pero el dolor era tan intenso y desagradable que me inmovilizaba, me impedía hablar, se clavaba en mi frente como aquellas barbas de alambre que aparecían ante mis ojos, en cada página, hasta hacerme sentir náuseas.

(Marzo, 2021)

 




(imagen: Cubierta del cuento publicada en Internet)


2 comentarios:

  1. Quería decir que la ilustracion es muy buena. Es un ejemplar de coleccionista. El relato también es curioso.

    ResponderEliminar