domingo, 3 de febrero de 2013
POEMA DE JUAN PABLO ZAPATER
ROSAS PARA OTRAS MANOS
A Carlos Marzal
Esas rosas silvestres escondidas
en el suave desierto de la carne,
rosas secas que al tacto se humedecen
y destilan su esencia entre las yemas
de unos dedos esclavos.
Esas rosas cerradas que se abren
como el labio sediento de la vida
y aguardan suplicantes una nube
para ser bien regadas por su loco
chaparrón pasajero.
Son las rosas que amé y que sigo amando,
aunque no se me ofrezcan como antes
y las sienta entregadas al cuidado
de unas manos, no mías.
Rosas ciegas, sensibles, disolutas,
que esta noche de fiebre y de desvelo
me llaman y me arrastran poderosas
a su gozo sin fondo.
(de: La velocidad del sueño. Edit. Renacimiento)
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