EL GATO
No puede ser que el gato,
en su reposo inmóvil,
los ojos bien abiertos
y las pupilas quietas,
no se adentre en espacios
que los hombres ignoran,
no se encuentre sumido
en profunda, en perfecta
meditación.
(Fotografía: Susana Benet)
¡Precioso! Tanto el poema, la foto y gato.
ResponderEliminarSaludos...
Me alegra que te haya gustado, Eva. Es así como lo sentí. Besos.
ResponderEliminarUn poema estupendo, Susana.
ResponderEliminarUna ilustración perfecta y adecuada de la fotografía, con sus toques orientalistas y su ajuste de palabras, seleccionadas con primor. Un abrazo a la poeta...
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