He sembrado yo judías
al pie del Monte Mediodía.
Crecen sólo escasos brotes
y abundan malas hierbas.
Al alba salgo a escardarlas
Con el azadón al hombro,
regreso acompañado de la luna.
Angosta es la senda,
y altos los abrojos.
El rocío vespertino
me moja la túnica.
Mas nada de esto me importa.
Lo único que quiero
es hacer lo que me gusta.
(de: Poesía china (Siglo XI a.C.-Siglo XX) - Ed. Cátedra, 2013)
¡Me encanta! ¡qué lección de bella humildad y firme propósito!
ResponderEliminarGracias por compartirlo Susana.
-^-
Me alegra verte por aquí y que también encuentres encanto en estos sencillos versos.Besos
ResponderEliminarQué bonito poema, Susana.
ResponderEliminarCuando se ama lo que se hace, nada será lo suficientemente costoso, será un duro y placentero camino...
Gracias, por compartirlo. Un abrazo
Gracias Mirta por tu comentario. Besos
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