LLUVIA NOCTURNA
Otra vez esta
noche
la lluvia que
no cesa,
ronco rumor
al otro
lado de los
cristales.
Y, sin
embargo, siento
que se
derrama aquí,
entre las
tibias sábanas,
inundando mis
ojos
que escuchan
desvelados.
Humedad que
traspasa
mis
temblorosos huesos,
repicando en
la fría
piedra del
corazón.
(fotografía: Susana Benet)
Hermoso poema, Susana.
ResponderEliminarMe ha conmovido.
Y me ha estremecido ese frío, ¡tan frío!, de un final inesperado.
Un abrazo, amiga.
Me alegra que te guste, pero que no te dé frío! Besos
ResponderEliminarHermoso poema, a veces parece que llueva dentro de nosotros mismos. Hay en japonés un tipo de lluvia (tantos hay) llamada namidaame. Es una lluvia ligera, una lluvia que cae antes la tristeza de quien la contempla. Es como si el mundo y nosotros mismos compartiéramos lágrimas, una tristeza ligera y transparente que lo empapa todo.
ResponderEliminarBesines
Pues sí, la lluvia como todos los fenómenos atmosféricos, afecta a nuestro ánimo. La lluvia a veces produce tristeza, el viento altera, los días claros y apacibles nos confortan... Al menos así lo siento yo. Gracias por comentar. Besos
ResponderEliminarQué belleza.
ResponderEliminarGracias, Andrés. Besos,
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