jueves, 12 de septiembre de 2019

LA TORMENTA





LA TORMENTA

Me despertó la lluvia esta mañana, repicando en los tejadillos, en los toldos, en los metales. Por fin, la lluvia. Tras un verano agobiante que resecó el suelo y aletargó las plantas, ahora todo revive en las hojas brillantes, empapadas. Están limpios los árboles, las húmedas aceras, la tierra de los setos. También se han abierto inquietos los paraguas que entrecruzan sus vistosos colores por la avenida. El viento también despierta las ramas cabizbajas, las agita y eleva sin violencia. Aproxima de pronto las copas de los ficus que crecen en el pequeño parque, donde ya no resuenan gritos ni súbitos ladridos. Todo es calma. Solamente el rítmico goteo del agua en el asfalto, como una dulce cantinela que inunda el aire. También se escuchan, de vez en cuando, muy lejanos, los truenos como voces veladas por las nubes.

Después de la tormenta quedan charcos plomizos, apacibles estanques donde alguien contempla su imagen reflejada sobre un cielo invertido, donde las vagas siluetas de los árboles parecen sumergirse en un profundo sueño.





(fotografía: Susana Benet)




2 comentarios: